Jaime O. Guillen
Hondureño. Militar, Capacitador en DDHH, Escritor.

Para mí es un honor escribirles y dar a conocer parte de mi país a través de las letras, en donde encuentro el deleite y el gusto por la escritura sencilla. Me llamo Jaime Omar Guillen Solís, soy Oficial del Ejército de Honduras, nací en la cuna de los escritores de mi país, Olanchito, Yoro, disfrutando de una niñez exquisita en donde los cultivos de banano eran mi plaza de juegos, allí aprendí que los sueños se tornan la clave del desarrollo de la imaginación para crear un futuro lleno de oportunidades.

Mi formación académica la desarrollé en diferentes escuelas y colegios, egresando del Instituto Francisco Javier Mejía como Perito Mercantil y Contador Público. Luego, en el año 2002 ingresé a la Academia Militar de Honduras “General Francisco Morazán” y cursé mis estudios universitarios en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) egresando en el 2005 como subteniente y licenciado en Administración Militar con Orientación a la Administración de Empresas.

Gracias a la institución armada, a la cual orgullosamente pertenezco, me he capacitado en diferentes áreas de desarrollo personal y laboral para el mejoramiento y el desarrollo de la institución y Honduras.

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En esta ocasión me es grato hablar con ustedes sobre el tema de liderazgo con visión al futuro, pensando en un presente con lecciones aprendidas del pasado para el desarrollo de la región.

El liderazgo en general es la fuente esencial de un país, es el alma que impulsa el desarrollo de un pueblo.

Los líderes no nacen, se moldean y se transforman de acuerdo como sean cultivados intelectualmente hasta convertirse en las personas que van a dirigir una empresa o una institución.

Es por eso que debemos, como jóvenes visionarios comprometidos con el desarrollo de nuestra región, ser entes generadores de ideas que transformen, que innoven y que impulsen nuestros pueblos a mejores estándares.

Pero no podemos liderar sin soñar, como jóvenes debemos soñar y soñar en grande, que nuestros sueños sean tan grandes como nuestra confianza en hacerlos realidad sin dejar que nuestra imaginación nos muestre una falsa expectativa sobre un objetivo inalcanzable.

Debemos soñar, pero con los pies puestos en la tierra, con una mente activa y unas manos dispuestas a trabajar para alcanzar dicha meta.

Una vez que definimos y tenemos claros nuestro sueño y propósito es tiempo de comenzar a materializarlos. Muchas veces queremos materializar nuestras ideas sin dejar que nos asesoren los demás, mostrando actitudes negativas ante las sugerencias de otros. Recordemos algo, nuestra visión debe ser tan clara que no tengamos duda a la hora de ejecutar las tareas para alcanzarla; sin embargo, debemos tomar en cuenta que muchas ideas tienen diferentes perspectivas que deben ser analizadas y consensuadas a la hora de tomar una decisión, así que, tomarse su tiempo para escuchar otras formas de ejecutar la tarea nos dará un panorama más amplio para desarrollar un mejor trabajo.

Nuestro liderazgo debe sustentarse en el factor humano en donde sea el interés general el capacitarlo y dirigirlo a nuevos retos y metas que se puedan realizar, porque no se puede construir un futuro sin tener una visión clara de lo que necesitamos, el compromiso que tengamos con lo que decidamos hacer es parte fundamental a la hora de desarrollar nuestro propósito.

Crear grupos de trabajo efectivos no es tarea fácil, debes aprender a conocer la fortaleza y las debilidades de tu grupo, qué los motiva individualmente a cada uno y como grupo para encontrar las oportunidades que les permitan crecer. Desarrollar ese compromiso es la tarea del líder y su liderazgo se pondrá a prueba a la hora de ejecutar dicho propósito.

Pero ¿qué tan comprometido debe estar el líder con el propósito?, pues bien, el líder debe comprometerse más que los demás con el propósito a seguir, debe ser parte del grupo de trabajo para desarrollar ese propósito y culminarlo satisfactoriamente.

A la hora de tomar la decisión, como líderes debemos de realizar las comparaciones de lo que es mejor para el grupo tomando en cuenta las lecciones pasadas, los recursos que se tienen y la disposición de todos en ejecutarla.

Debemos estimar qué tan fuerte es nuestro liderazgo ante los demás y a su vez, debemos asumir la responsabilidad de nuestras acciones ante lo que pueda suceder.

Parte del liderazgo que debemos tener es el asumir con responsabilidad nuestras decisiones, aceptando nuestras equivocaciones y desarrollando estrategias para no volver a cometerlas en un futuro.

Después que se haya tomado la decisión y se ejecute el plan para lograr nuestros propósitos y así alcanzar nuestra meta, veremos el resultado de nuestro esfuerzo materializado y lo bien que nos vamos a sentir por culminar con la meta.

Sin embargo, podemos fracasar, lo que podría generar un sentimiento de culpa y de miedo de volver a equivocarnos en futuras actividades. El temor probablemente nos impedirá tomar riesgos y continuar avanzando.

Como líderes de la región debemos aprender de los fracasos y ver en ellos una oportunidad de cambio para mejorar lo que estábamos haciendo, desarrollando estrategias más agresivas y competitivas, para un mercado meta más abierto al que nos habíamos fijado, ver que el fracaso es el inicio del éxito y la ventana a las oportunidades de cambio.

Todos hemos fracasado alguna vez en alguna tarea; sin embargo, debemos fortalecernos más y seguir intentando hasta que logremos nuestro objetivo.

Recuerda que cuando fracasas solo queda frente a ti el éxito, porque ya has tocado fondo y cuando eso pasa, solo queda subir y subir.

Nuestra mente es poderosa, y muchas de las cosas que hoy existen fue porque alguien no se rindió en sus fracasos, vio en ellos la oportunidad de mejorar, de cambiar, de inventar o transformar lo que ya existía, así debemos pensar, así debe ser nuestro liderazgo. Por muy fuerte que sea la tormenta no dejemos de remar para que nuestro barco llegue a puerto seguro.

Cuando alcanzamos el objetivo se verá la recompensa y es oportuno indicar que no se llega solo a la cima; por lo tanto, debes darle el mérito o el crédito a todos aquellos colaboradores que sirvieron para que tu visión se materializara en un hecho. Es importante saber que alcanzar una meta solo es un paso para el comienzo de otra, así que sé comedido y pausado para que el éxito no se convierta en tu enemigo al sentirte lleno de él.

El liderazgo es un proceso mediante el cual aprendes a guiar y a formar personas para que desarrollen una idea en común, estimulándolas a ser competitivas con ellas mismas, inculcándole valores éticos, los cuales son fundamentales en la actualidad.

La ética y el liderazgo siempre estarán amalgamados, ya que no se puede ser líder sin tener ética, así bien, construyendo líderes éticos forjamos las bases sólidas para un mejor futuro en la región, el cual debe mantener siempre una visión de lo que se quiere, desarrollando mecanismos para trabajar, manteniendo siempre las herramientas necesarias para el impulso de los objetivos y metas.

Mi visión del futuro para Centroamérica, y principalmente para mi país Honduras, es un futuro en donde debemos apostar con respuestas y soluciones innovadoras; adaptándonos a los cambios culturales, sociales y económicos que vienen para la región. Los centroamericanos, insertados en la sociedad del fituro, deberemos ser visionarias para seguir impulsando el Sistema de Integración Centroamericano.

Las nuevas generaciones de profesionales deben de apostar con su liderazgo a transformar variantes y enfocarlas a una visión estratégica que fomente un desarrollo sostenible para sí y para la región.

Como líderes comprometidos con el desarrollo de nuestros países, ayudemos a cambiar y transformar dando todo por el todo, sintiéndonos parte invaluable de ellos, alimentándolos con ideas de cambio, ideas que ayuden a mejorar cada día más la región, veamos a Centroamérica como es y lo será siempre, el corazón de América.

No olvidemos que todo esto no será posible si no creemos en nosotros mismos porque sin esa confianza nos paralizaremos por temor al fracaso, la adversidad y la angustia de no lograrlo en el primer intento. Debemos estar conscientes de que liderar no es tarea fácil y sobre todo, cuando tienes que avanzar, pero cuando avances hazlo con paso firme.

Luchen por sus sueños, desarrollemos la imaginación, busquemos sueños comunes y trasformemos las ideas en hechos. Nuestra meta está en ser entes trasformadores, jóvenes comprometidos con nuestro país sirviendo de la mejor manera, manteniendo siempre el deseo de mejorar cada día y transformar nuestra región.

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