Camilo Then
Dominicano. Empresario, Productor de espectáculos, gestor Social e impulsor de marcas comunitarias.

Tenía 14 años, sentado en la falda de un árbol en el sector de Villa Banak, provincia Montecristi, cercano a la frontera de la República Dominicana y Haití, analicé que debía crear una agenda y un plan de emprendimiento lo antes posible; tomé lápiz y papel, cursaba el primero de secundaria y desde ese entonces identifiqué que el deseo de crecer venía de un valor al que llamé amor y agradecimiento. Miraba a mi padre venir de trabajar la tierra, su arduo compromiso conmigo me hacía sentir que debía descargar de responsabilidades a esos tutores que abnegados me permitieron crecer a su lado, aun cuando no llevaban mi sangre ni apellido, y me dieron amparo y principios, enseñándome que la educación es la garantía y catalizador del desarrollo individual y colectivo, un principio que entendían muy bien, a pesar de no saber leer.

Los recuerdos de la infancia siempre nos sorprenden gratamente, cuando se reconoce en ellos el camino recorrido y en esa travesía, siempre hay una sucesión de hechos que van marcando el trayecto. En esa comunidad, a la cual llegué con 26 días de nacido, subsistí 18 años de mi vida. En agosto de 1980, mi madre biológica, Juanita Espinal (E. P. D.), me entregó al humilde hogar número 42-63, empezando ahí el camino que me llevó a ver en los sueños y el trabajo, la simbiosis perfecta para crecer en todos los sentidos.

28 años después, con un hijo recién nacido y a la misma edad que tenía mi madre cuando me dejó en aquel hogar, la pude conocer. Ella vivía a 120 kilómetros de distancia de Santo Domingo, capital de República Dominicana.

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Nací en la frontera, esa que divide la República Dominicana de Haití, una de las zonas más pobres del país, una nación en la que según proyecciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la pobreza en 2020 aumentará 5 puntos porcentuales; es decir, que pasaría de 20.3 % en el 2019 a 24.7 %, mientras que la pobreza extrema pasaría de un 4.5 % a un 6.7%.

Los pronósticos no son nada halagüeños y menos ahora en medio de una pandemia como la del COVID-19 que afecta al mundo; sin embargo, correctas políticas públicas, el emprendimiento de las comunidades a través de iniciativas juveniles y las facilidades de créditos a las microempresas y al campo pudieran ser un motor de cambio que permitan revertir dichas proyecciones. Así como cambiamos con el trabajo los presagios que en algún momento empujan a cualquier joven a quedar sumergido en la pobreza.

En mi niñez, el futuro no se visualizaba próspero, las opciones de trabajo que existían eran las ofertadas por las instituciones públicas a través de la agricultura y la pesca, los sueldos eran muy bajos, y para las personas no estudiadas como mis padres, las oportunidades eran escasas, les quedaba el trabajo de hacer carbón y de estos ingresos comer lo que apareciera.

En la actualidad el avance no ha sido significativo para nuestros pobladores. Con mi realidad inevitable tuve que trabajar desde pequeño, así como otros niños. Entre mis primeros trabajos se cuentan vender frutas, helados, hacer mecánica, letreros, publicidad y promociones de eventos infantiles y artísticos de manera rudimentaria en los empaques de azúcar y arroz. Además, anunciaba actividades con locución básica en amplificadores de voz por las calles. Muchos de estos trabajos eran creativos y un poco arriesgados para mi edad, pero los inicié por la facilidad que tengo de ser empático con los demás y de crear. En ese momento no sabía que era la antesala de lo que años más tarde sería mi vocación profesional.

A los 14 años conocí Santo Domingo, la capital de mi país, y lo que pudo haber sido turismo interno se transformó en un escenario de trabajo constante, que me fue conquistando para encontrarme con lo que quería hacer al salir de la secundaria. Encontré un espacio laboral, informal, sin pago, donde teníamos que hacer letreros para promover eventos en importantes centros comerciales y cuando los veía en televisión o en las calles me sentía orgulloso.

Años después, al instalarme en esta gran ciudad, decidí estudiar Comunicación Social con mención en Relaciones Públicas, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), una de las primeras universidades de América, y también logré mi primer trabajo en un programa de televisión, el más importante en ese entonces en el género de entretenimiento. Desde ese momento, a lo largo de 7 años pasé por varios de los mejores programas del país y todos con distintos enfoques, experiencia que me pulió en el área de la producción, el periodismo, la moda y el entretenimiento. En ese recorrido desempeñé desde los puestos más bajos de producción hasta los más altos en la dirección.

Nunca me sentí empleado, actuaba como propietario de cada espacio, a todos les puse la energía, la pasión y en todos siempre quise aprender algo distinto, hasta cuando fui encargado de aplausos para un programa en vivo en el año1999. Esos aprendizajes, al final, fueron la combinación perfecta para luego ser el dueño de mi propia productora de cine y, posteriormente, de otra empresa dedicada a las producciones de espectáculos, eventos, comerciales y documentales de gran reconocimiento, así como shows artísticos con figuras de relevancia internacional, como las agrupaciones merengueras dominicanas Los Hermanos Rosario y el Conjunto Quisqueya. Nunca imaginé que conocería a grupos artísticos tan famosos porque en donde crecí no llegaban talentos de ese nivel.

Con esto, quiero establecer que hay que creer en sus sueños y trabajar por ellos, pero también trabajar por el desarrollo de nuestras comunidades. No debemos dejar todo al Estado o gobierno, debemos ofrecer soluciones desde el rol que desempeñemos. Una vez que logré mis primeros proyectos como empresario de la industria del entretenimiento, dediqué un 10 % de mis ganancias para impulsar iniciativas en tres ejes fundamentales: desarrollo social y cultural, emprendimiento y turismo sostenible.

Puedo decir que comenzamos con pocos recursos, con actividades pequeñas, pero con la mirada hacia lo extraordinario, con perspectivas de futuro y para eso procuramos alianzas, comprometimos a los habitantes de las comunidades para que participaran en su propio desarrollo y motivando a la solidaridad dimos el primer paso; los demás se fueron sumando.

Uno de los primeros proyectos fue crear un programa especial de desarrollo que bauticé como Gobierno Municipal Infantil, donde apadrinábamos actividades deportivas, útiles escolares de cientos de niños y la gestión de becas a jóvenes de escasos recursos de la comunidad. Este proyecto motivaba al desarrollo educativo y deportivo del municipio como primer pilar. Este programa pasó de donaciones puntuales a la realización de actividades permanentes.

Luego, bautizamos un segundo proyecto como Mundo Mágico, el cual cumple 15 años, donde llevamos alegría y diversión a más de 1,000 niños de manera gratuita, con juguetes, juegos inflables, artistas infantiles, entre otros. Esto, sin dudas, movió a la acción de comunitarios que habían emigrado fuera de República Dominicana, a sumarse a ayudar, además de artistas y empresarios que se animaron a formar parte de estas acciones sociales y entregaban su talento, no solo en nuestros eventos, sino que replicaron la idea en sus comunidades.

Pero también entendí que la zona fronteriza debía desarrollarse ofreciendo la oportunidad de que su población se integre a propósitos culturales y artísticos para atraer turistas de todas partes del país. Era importante que la comunidad comenzara a entender lo que representan este tipo de eventos multitudinarios, pues para que un ciudadano pudiera asistir a este tipo de actividades debía viajar más de 200 kilómetros. Por esta razón, comenzamos la Semana Cultural Manzanillera, un evento cultural que se inició en el 2008. Durante una semana en la comunidad se presentan actividades para toda la familia, la misma atrae a cientos de visitantes por las múltiples actividades artísticas, deportivas y sociales; además que se exhiben obras de artes, se celebran charlas, conferencias, seminarios, se entregan reconocimientos, entre otros.

Luego de 10 años, este proyecto social creó amplias oportunidades para el desarrollo del turismo en la zona y se transformó en el Festival Musical Bahía de Manzanillo, que se ha convertido en el evento de mayor trascendencia de la Línea Noroeste y sus seis provincias y donde se concentran artistas nacionales de proyección internacional. Este evento aporta a la promoción de la zona, y la coloca como un lugar que está ganando mayor reconocimiento. Cada vez más personas visitan el lugar para disfrutar de sus más de 6 kilómetros de playas abiertas, su gastronomía, su cultura y su arte. El atractivo de esta actividad mueve al dinamismo económico en la zona y esto impulsa al emprendimiento.

Entendiendo que los pueblos necesitan conocer su historia y con ella mostrar su esencia, desarrollamos la marca Manzanillo es Único, con el fin de que la comunidad creara lazos de pertenencia y sembrar el orgullo por lo propio, por su entorno, por su historia, por sus orígenes. Esto se ha ido logrando a través de una campaña que dan a conocer sus héroes históricos, sus bellezas y sus logros. Además de estos esfuerzos, se han logrado acuerdos de colaboración con el gobierno dominicano para concretar un proyecto que convierta al municipio de Pepillo Salcedo, Manzanillo, en el primer municipio bilingüe de la República Dominicana. Se busca que para el 2021 se instale el programa de inglés de inmersión que promueve el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, donde miles de jóvenes aprenden inglés de manera gratuita cada año.

Estas acciones impulsan el turismo de manera transversal, por lo que también empecé a contribuir con Manzanillo Eco Aventura, una organización de construcción de capacidad, que permite que un grupo de jóvenes especializados en historia y seguridad labore en los kayaks, paseando a los visitantes por las diversas islas de manglares que son parte de las bondades de la comunidad. A esta organización se les gestiona asesoría en turismo sostenible y se les incentiva a promover, con el buen trato y la profesionalización, el desarrollo del turismo en la zona.

Emprender en estos tiempos se hace necesario, pues la innovación abre oportunidades de prosperidad, proporciona espacios para el trabajo decente, uno de los objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y ofrece la oportunidad de traer mejoras en la vida de las comunidades y de las personas, pero para esto, se necesitan herramientas y es por ello que a partir de las propuestas gestadas desde nuestras empresas Cthen Film y CTAV se han desarrollado incentivos para que pequeñas empresas icónicas de la comunidad tengan su imagen corporativa. A su vez, se ha brindado asesoría a jóvenes para el desarrollo de ideas innovadoras y el establecimiento e identidad de su marca, la construcción y renovación de espacios comerciales, líneas gráficas, promociones audiovisuales y estímulos financieros para su relanzamiento.

Ejemplo de estos proyectos son negocios de alimentos típicos, el Sabor de Australia, que logró gracias a este proceso, la certificación del Ministerio de Turismo de la República Dominicana como el primer punto gastronómico de la zona. Asimismo, asesoramos a otros negocios a cambiar la manera de hacer sus actividades comerciales para erradicar mediante su propio esfuerzo sus condiciones de pobreza y con ella tengan la oportunidad de emprender y sustentar a sus familias.

La experiencia de hacer y edificar desde donde estoy, desde mis orígenes, desde mi trabajo, me ha permitido entender que para alcanzar el desarrollo debemos prepararnos, pero también debemos conocernos y trabajar juntos. Por ello, entiendo que en nuestros países y en nuestra región debemos conocernos, debemos hacer estudios, censos, o valernos de cualquier herramienta de medición para identificar dónde están esas necesidades y trabajar para cambiarlas. A veces esa herramienta es el acercamiento a nuestro entorno, el vínculo con las raíces y tener claro que nuestra gente también tiene sueños, pero no han encontrado cómo canalizarlos. Podemos ser ese medio para apoyarlos en ese camino para encontrar el éxito.

También es importante en todo proceso de desarrollo reforzar las habilidades, aptitudes y recursos que las instituciones, organizaciones, emprendimientos y comunidades requieren para perdurar, adaptarse y sobresalir en un mundo que cambia rápidamente.

El hecho que mi empresa sea del ámbito artístico y entretenimiento facilita hacer estas actividades pero si no existiese el interés, el compromiso, la gratitud ante Dios y la región que me vio nacer, nada de este legado sería posible; pero también es bueno pensar que es una manera de usar los talentos dados por Dios para ponerlos al servicio de la gente, pero de una manera propositiva, enfocados en sembrar la semilla del desarrollo en la niñez, en la juventud, quienes representan el mundo proyectado en un mañana.

Sé que todo joven quiere realizar sus sueños, posee el deseo, el hambre de superarse y posiblemente no todos podrán caminar con las mismas oportunidades. La generación actual y la que se avecina, esa que culmina la secundaria, otras que logran un título universitario y aquellas que llegan a la mayoría de edad sin formación se les debe crear un plan, y para alcanzar el desarrollo del emprendimiento en Centroamérica es fundamental que los Gobiernos a través de las instituciones que regulan el sector, en coordinación con los legisladores y el sector empresarial, elaboren leyes y normativas que motiven el crecimiento de las micro empresas donde converge la masa popular y promuevan el desarrollo de nuevos mercados y negocios.

A través de las mismas se deben de crear facilidades que incentiven a las personas a tomar iniciativas, abrir su capacidad para establecer, desarrollar y hacer crecer comercios.

Para lograr este objetivo considero que se deben de adoptar medidas importantes como: Incluir materias de educación financiera, tecnología y emprendimiento en todos los países que componen Centroamérica. Demostrarles con otros ejemplos a los jóvenes los beneficios de obtener su propia empresa y lograr mayores ganancias y sobre todo, la bendición de tener independencia de tiempo.

Para ello es importante, para abrir más espacios reducir la cantidad de trámites legales y burocráticos por los que tienen que atravesar las personas para poder crear una empresa en nuestros países. Ofrecer exenciones fiscales y colocar a los emprendedores en un régimen especial de tributación simple, para que puedan pagar sus impuestos y cumplir con las leyes existentes.

Dar facilidades de financiamiento a tasas bajas o cero ya que la falta de crédito y apoyo económico es el principal problema que afecta a los emprendedores.

La creación de una página de Internet que se llame EmprendoresRD y crear lo mismo en cada uno de los países de la región, más una línea telefónica que ofrezca asistencia para que los emprendedores puedan realizar consultas, obtener asesorías, hasta solicitar gestiones de financiamiento y entre otras facilidades. A través de esa plataforma virtual también se podría orientar sobre como contratar a su personal a través de las distintas modalidades de empleos formales e informales, cómo hacer los contratos de bienes y servicios y cuáles son sus derechos y deberes. Asimismo, debe de publicar los empleos disponibles para ayudar a los emprendedores a captar mano de obra calificada en cada una de sus áreas, así mismo esta web debe de tener subsecciones de cada país, ya que cada nación tiene leyes y regulaciones distintas en materia empresarial y de emprendimiento.

Además, sugiero que los Gobiernos de los países de la región puedan crear un nuevo Tratado de Libre Comercio que de facilidades para el intercambio comercial entre los involucrados, con reducción de impuestos, facilidades de exportación, importación y otras medidas. Asimismo, se debe de actualizar el DR-CAFTA para plantear mayores beneficios para los países de la región.

Si cada nación de Centroamérica y El Caribe no adopta medidas rápidas, claras, efectivas, asertivas y aplicables para incentivar el emprendimiento, esta acción se quedará rezagada, solo en papeles, sueños y palabras.

Si no se adoptan medidas actuales para apoyar y facilitar el emprendimiento no habrá futuro, ni perspectiva para los próximos 10 o 15 años, se quedará todo en teoría, intenciones y discursos.

Mi visión a futuro en una o dos décadas, es que lo sembrado germine y que cada joven impactado por este trabajo que impulsamos, comience el ciclo nuevamente. Ese efecto multiplicador transformará vidas y merece ser contado.

Siempre reflexiono que el mundo sería diferente si cada ser humano inspira a los demás con sus acciones, hace siempre el bien, sin importar las circunstancias por las que atraviese, agradece a quienes le ayudaron y multiplica ese gesto con los demás. También es importante la gratitud con aquellas personas que no creyeron en nuestra capacidad y dijeron “No” cuando se buscaba una oportunidad pues aún su negativa impulsa a la persistencia y tenacidad.

Una barrera puede darte el impulso para saltar más alto, si tienes compromiso con la superación, el reto que esta implica puedes fortalecer la constancia y demostrar que los sueños son posibles, puedes apostar a sumar voluntades para construir un mejor presente y futuro para tu comunidad y así contribuir a la región que queremos.

Una nación, una región construye su evolución y desarrollo, consiente de la importancia de vivir en democracia, estabilidad política y en libertad.

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