Políticas de segunda generación: nuevas tecnologías, nueva normalidad y nuevo orden mundial

30/07/2022
Juan Pablo Bonilla Silva
Guatemalteco. Consultor Político y Catedrático Universitario. Activista Internacional. Comprometido con los temas juveniles.

Y un día me vi solo y encerrado… 2020 será un año que nunca olvidaremos, marcado por una pandemia, en donde se pusieron a prueba no solo las políticas públicas de salud, sino también la capacidad de adaptación tecnológica de las instituciones, organismos, personas, públicos y privados, nacionales e internacionales y en todas las combinaciones existentes.

Los distanciamientos sociales y/o cuarentenas a nivel global nos obligaron a migrar rápidamente de procesos físicos y presenciales a procesos digitales, garantizando así la continuidad de actividades esenciales. La digitalización pasó a ser parte de la cotidianidad tan rápidamente, que no nos dio tiempo de preguntarnos: ¿esto es globalización? ¿Cuándo comenzó? ¿Cómo impacta la tecnología en la democracia y las políticas públicas? ¿Cómo podemos participar de la gobernanza? Y así podríamos seguir enumerando tantas preguntas como espacio en blanco exista.

Con el honor de ser parte del equipo coautor del libro La región que viene: miradas sobre Centroamérica compartiré algunas respuestas a estas interrogantes desde una visión académica entrelazada al activismo juvenil, pasando de la protesta a la propuesta para construir unidos una región adaptada y desarrollada al siglo XXI.

Descargue el artículo original, léalo o imprímalo:

Centroamérica además de compartir una diversidad cultural y natural, también comparte los inicios de la globalización; sí, de la globalización misma y no es en tiempos tan modernos como muchos se imaginan, ni siquiera es en este siglo.

Tomando en cuenta la visión neoestructuralista del profesor Raúl Bernal-Mesa, la globalización posee sus inicios en el siglo XV, cuando las economías e intercambios comerciales de todos los continentes estuvieron conectados.

Para ese siglo, el “viejo mundo”, Europa, ya contaba con intercambios comerciales tanto marítimos como terrestres con Oriente y África; al momento del encuentro con América, esta última queda conectada con Europa y China por rutas que atravesaban los océanos Atlántico y Pacífico, en el caso de este último por el no tan conocido “Galeón de Manila”.

Claramente se aprecia que se trata de un tema económico y comercial, pero ciertamente es “globalización” pues el mundo estaba conectado. Sin embargo, 500 años más tarde la globalización sufre un efecto cascada, con nuevas temáticas como la comunicación, la cultura y el poder; a lo cual, varios estadistas se refieren a ella como “sociedad en red” según Castells o como un “ecosistema global” según Albrow.

Personalmente me llama mucho la atención, como se refieren a la globalización algunos autores, pues menciona que es “una transformación fundamental de las categorías de espacio y tiempo” (Osterhammel & Petersson, 2019).

La anterior definición es posible materializarla y visibilizarla con los efectos provocados por la pandemia de la COVID-19, pues ya no fue necesario estar físicamente en las empresas o en las oficinas para llevar a cabo actividades productivas; tampoco fue necesario estar en las instalaciones de instituciones educativas para recibir clases.

Sin embargo, esto es un efecto de décadas de avances tecnológicos y cambios culturales; en este punto, me siento parte de estos cambios pues desde el secundario me vi atraído por las nuevas tecnologías y posteriormente por big data.

Mi vinculación con la tecnología se ha fortalecido a través de los puestos que he desempeñado en mi vida laboral; primero trabajando en el área de reportería financiera de una red bancaria regional centroamericana y posteriormente, en el manejo de inventarios, logística y abastecimiento en una transnacional de alimentos.

En este último, a los 23 años tuve la oportunidad de dirigir el proyecto de migración de procesos que aún se realizaban por medio de papel y/o correos electrónicos, a un sistema operativo y sistematización de autorización por parte de las distintas gerencias; el análisis de los procesos tecnológicos se había convertido en mi pasión.

Paralelamente a la escalada jerárquica en el organigrama laboral, me desempañaba como estudiante de las Relaciones Internacionales, mi otra gran pasión, la cual, para este momento de mi vida, no lograba interrelacionar y las ejercía por separado.

Fue en el año 2013, que ocurriría el hito más grande de mi vida juvenil, pues fui aceptado para participar en el foro internacional Vanguardia Iberoamericana en la ciudad de Panamá, un evento que marcaría un antes y un después.

¿Por qué un antes y un después? Porque este sería el inicio de mi activismo internacional, ya venía interiorizando la coyuntura global desde la academia, pero el conocer a otros jóvenes líderes me motivó a sumergirme y ser parte activa de la gobernanza regional.

A partir de este momento, la globalización ya no era solo un concepto para mí, estaba inmerso en ella; pues el internet y las redes sociales eran nuestras plataformas de comunicación y activismo. Físicamente estábamos en 8 países, pero la “sociedad en red” como decía Castells, borraba las fronteras, los horarios y nos unía simultáneamente.

Todas las visiones teóricas de la globalización que se mencionaron en la primera parte del artículo, se hacían realidad y se practicaban con la fundación de una nueva Red Juvenil, la Red Internacional Jóvenes Iberoamericanos, la

cual para febrero del 2014 contaba con un estatuto, reglamento y ejecutaba sus primeras elecciones de Junta Directiva y Consejo Ejecutivo, teniendo como sede la virtualidad de una de las redes sociales del momento, Skype.

Inspirados en el Movimiento Indignados en España y la Primavera Árabe, acontecimientos que fueron liderados por juventudes desde las redes sociales, esta nueva red juvenil tenía como principal objetivo la “Democracia Vigilante”, concepto acuñado por Berggruen y Gardels, pues como ciudadanos en red, hacíamos valer nuestra voz en defensa de la democracia y las garantías individuales por medio de las redes sociales.

El “Quinto Poder” era una nueva plataforma mundial, la cual utilizaba al internet como principal herramienta de comunicación, no era más que la ciudadanía conectada a la nueva modernidad llevando “ideales de justicia, igualdad y libertad con independencia de credo, raza, clase o religión” (Schuschny, 2007) y haciéndose partícipes activos de la formulación, ejecución y evaluación de políticas públicas.

El ser parte del equipo fundador de la Red Internacional Jóvenes Iberoamericanos me permitió unificar en una sola pasión lo que tanto me motivó y había venido ejecutando por separado durante varios años: las Relaciones Internacionales y las nuevas tecnologías.

Cargado de energías y nuevos proyectos, para el año 2015 fui electo presidente de la organización, año en el cual, por motivos académicos también había dejado mi tierra natal para trasladarme a Washington DC; lo que decidí tomar como una gran oportunidad y afirmé mi gestión al frente de Jóvenes Iberoamericanos en estrechar lazos de cooperación con los principales organismos regionales y universales.

Los conocimientos sobre diplomacia y protocolo adquiridos por tantos años en la carrera universitaria estaban siendo materializados como representante de una organización de la sociedad civil de juventudes ante la Organización de Estados Americanos y las Naciones Unidas.

A su vez, en conjunto con el equipo directivo de Jóvenes Iberoamericanos, estábamos generando nuestros primeros proyectos con magnitud regional, como diplomados presenciales y virtuales, conversatorios y con gran emoción el 1er Foro de Jóvenes Líderes del Cono Sur.

Esta iniciativa reunió en la ciudad de Salta, Argentina, a jóvenes referentes no solo del país sede, sino también de Chile, Uruguay, Paraguay y Brasil; esta actividad la remarco con gran emoción, pues fue el vínculo por el cual, se genera una alianza de cooperación con la Cumbre Mundial de Políticas Públicas en el año 2016.

Al dejar la presidencia de la organización, sin abandonar el activismo regional, me integro al equipo de consultores del partner en Centroamérica de Microsoft INC, tiempo en el cual pude interiorizar en gran medida el análisis y la sistematización de procesos, así como en temáticas referentes al big data, las cuales me dieron una visión de los sistemas operativos, los cuales pueden implementarse no solo en la iniciativa privada, sino también en la gestión pública.

A su vez, el acercamiento con la Cumbre Mundial de Políticas Públicas me llevó a identificarme plenamente con dicho espacio, pues sus objetivos potencian la creatividad y la innovación, utilizando las nuevas tecnologías como herramientas para generar políticas públicas colaborativas y modernas.

En este punto de mi participación en el libro y después de realizar un breve recorrido por mi experiencia, reformulo las preguntas disparadoras planteadas al inicio: ¿visibilizan ahora la relación directa de la globalización y las nuevas tecnologías en la gobernanza global moderna? ¿Cómo podemos participar activamente de la gobernanza y generación de las políticas públicas?

En esta vía, tomando como caso de éxito la Cumbre Mundial de Políticas Públicas, CMPP; profundizaremos su principal iniciativa, la cual es generar “Políticas Públicas de Segunda Generación” (CMPP, s.f.), para así poder implementarlas en nuestra región centroamericana, tomando como base la coyuntura y necesidades de cada uno de los países que la integran.

Dicha iniciativa es una plataforma o espacio que reúne a los principales actores de la sociedad: gobiernos, organizaciones de la sociedad civil, universidades e iniciativa privada para debatir libre de ideas, nuevos modelos de desarrollo, basados en el respeto a las diferencias de cada uno de ellos y construir en conjunto políticas públicas incluyentes, creativas e innovadoras. (CMPP)

La Cumbre posee ejes temáticos y ejes transversales; los primeros, son tópicos en los que centran cada una de las participaciones y ponencias de los representantes de los actores de la sociedad mencionados anteriormente, como alimentos y agricultura, ciudades, nuevo rol del estado, educación, medio ambiente y energías renovables, migraciones, seguridad salud, entre otros.

Por otro lado, los ejes transversales son tópicos sumamente importantes, que impactan directamente a todos los ejes temáticos, como: género, juventudes, innovación, creatividad y nuevas tecnologías.

Las políticas públicas son entendidas como:

Un “conjunto de acciones y decisiones encaminadas a solucionar problemas propios de las comunidades, donde en el diseño e implementación de estas deben intervenir proactivamente en las propias comunidades y todos los sectores de la sociedad, donde el Estado, sin delegar su obligación, debe abrirse a recibir ayuda y sugerencias avanzando sobre un modelo de Democracia colaborativa y no solo representativa” (CMPP, s.f.).

Además de la percepción del concepto que mencionamos previamente, la CMPP acuña también que las políticas públicas pueden ser de “Segunda Generación” cuando son: sostenibles en el tiempo, creativas, innovadoras, escalables, replicables y mesurables.

En esta vía, tomando la visión de la CMPP, es posible mencionar que las políticas públicas pueden ser generadas transversalmente, de arriba para abajo y viceversa; un claro ejemplo de ello es que sean generadas y aplicadas en un ámbito local y a su vez, replicadas en un ámbito nacional.

Por ello, como parte de este gran proyecto e iniciativa, celebro que pueda ser propiciada y motivada la implementación de Políticas Públicas de Segunda Generación desde la máxima institución regional, como lo es el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), utilizando los distintos mecanismos de integración que posee, ya sea de alto nivel, cómo también por medio de sus secretarías e instituciones especializadas.

La migración acelerada a la digitalización es irreversible, por lo que Centroamérica también debe ser pionera en la transformación de los factores de espacio y tiempo, involucrando en este punto a las juventudes, pues nacieron y crecieron “con la tecnología bajo el brazo”, lo que es necesario en las nuevas políticas públicas que deben estar acorde a los desafíos que se están viviendo en la nueva normalidad.

En esta vía, es tarea nuestra no solo como juventudes involucradas en la gobernanza, sino también como líderes regionales, propiciar espacios de diálogo y debate, utilizando a las nuevas tecnologías como principal herramienta para impactar positivamente en el desarrollo en los distintos niveles de nuestra querida y amada Centroamérica.

Referencias:

Berggruen, N., & Gardels, N. (2012). Gobernanza Inteligente en el Siglo

XXI. (C. Polity Press Ltd, Trad.) Buenos Aires, Argentina: Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara SA de Ediciones.

CMPP. (s.f.). Cumbre Mundial de Políticas Públicas. Recuperado el 22 de noviembre de 2020, de ¿Que es la Cumbre?: https://cumbrepoliticaspublicas.com/es/

Osterhammel, J., & Petersson, N. (2019). Breve historia de la globalización. (M. Fernández Polcuch, Trad.) Buenos Aires, Argentina: Siglo Veiniuno, Grupo Editorial.

Schuschny, A. (2007). La Red y el futuro dae las organizaciones. Buenos Aires, Argentina: Kier.

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