Ocotepeque, Honduras; pueblo indígena Maya Chortí, departamento de la hospitalidad. Con personas trabajadoras que no se rinden por ninguna circunstancia, jóvenes soñadores y excelentes. Somos montaña resiliente, representamos la cultura y tradición de nuestro país en el occidente. Colindamos con dos fronteras, floreciendo en el lugar perfecto del Trifinio Centroamericano. Esta es nuestra apreciada provincia, donde nací y crecí, junto a mis dos padres y tres hermanos. Recuerdo con alegría los niños de la primaria con quienes jugaba escalando árboles, realizando estructuras de tierra y ramas secas de los huertos. Añoro las mañanas frías y las tardes cálidas, cuando solía buscar hierbas, frutas silvestres y el trabajo arduo en la cosecha del café y granos básicos para ganar el sustento familiar.
A medida que el tiempo ha pasado me siento sorprendida, porque a temprana edad me di cuenta que estudiar es una de las mejores alternativas para salir adelante. Por lo que, me propuse continuar los estudios en educación básica, donde el acceso a este tipo de formación fue difícil, por la ubicación geográfica en la que me encontraba, pero, estoy convencida de que las dificultades más grandes son las que te hacen más fuertes. Una de ellas, fue haber recorrido tres horas diarias por senderos sólidos desde mi localidad hacia el lugar de destino para recibir clases. En ese proceso transcurrí angustia como las nubes de polvo provocadas por el verano que manchaban mi uniforme, la lluvia y el sol que avivaban resfríos, los zapatos que ocasionaron heridas en mis pies, dejando cicatrices.
Posterior a ello, el deseo de continuar mis estudios en educación media, hizo trasladarme a otro municipio más urbanizado con mayor acceso a una institución educativa, con el propósito de ser maestra en educación primaria. Elegir esta profesión fue la mejor decisión, puesto que aprendí técnicas de didáctica y pedagogía, desarrollando capacidades y habilidades humanas que han sido base fundamental para mi formación profesional. Durante este recorrido, realicé diferentes prácticas profesionales en escuelas multigrado de comunidades aledañas a la ciudad, dándome cuenta de las diferentes falencias, desigualdades y necesidades en la que se encuentran los niños del área rural. Sin imaginar que volvería a vivir sucesos que fueron parte de mi infancia. Culminar esta carrera, sin duda, fue uno de los primeros sueños hecho realidad.
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El deseo de superación y anhelo por ayudar a los demás fueron clave para ingresar a la Universidad Nacional de Agricultura (UNAG). Por dos años pasé imaginando y buscando la posibilidad de cumplir esta visión, sentía que todo parecía imposible, debido a que no contaba con los recursos necesarios para enfrentarme a un nuevo reto. No obstante, en el año 2015 salí de mi casa, a los 18 años de edad, privilegiada al obtener una beca en tan prestigiosa universidad. En ese momento, me convencí de que por muy difícil que parezca, si lo deseas y exploras con valentía encontrarás las mejores oportunidades. Siendo estudiante residí por más de cuatro años en ese internado, donde los días soleados con trabajo de campo fueron arduos y las noches de estudio largas.
Lo mencionado anteriormente, me ayudó a compartir con jóvenes que poseen distintas culturas y costumbres, fortaleciendo cada día mi sentido de pertenecía e identidad personal y cultural. Lo que hizo convertirme en una joven líder empoderada y lograr una beca del Instituto de Estudios de los Estados Unidos para Líderes Estudiantiles. Finalizando mis estudios, fui compensada con reconocimientos por el alto espíritu de responsabilidad y disciplina, por desempeño como líder estudiantil del pueblo indígena Maya Ch´orti´ y obteniendo el título de Ingeniera Agrónoma.
Si bien desde el inicio de la primaria soñaba con ser maestra, luego con ser ingeniera, y creía que al cumplir esas metas mi vida cambiaría. Pero la realidad ha sido diferente, todo es competitivo, a veces me he frustrado pensando que no valió la pena tanto esfuerzo, pero a la vez reconozco que, sin mi trayectoria educativa, no tendría el conocimiento, las vivencias, ni el privilegio de ayudar a los demás. Por lo tanto, he buscado la manera de reinventarme como profesional, estudiando una maestría en Mercadotecnia Estratégica que me prepare para ser docente en educación superior y crear una empresa agroalimentaria para replicar los conocimientos, generando empleos para jóvenes y mujeres en mi comunidad.
Actualmente, he fundado la organización JovenGO Honduras que tiene por objetivo establecer un acercamiento a las juventudes que por mucho tiempo han estado aisladas a oportunidades. Ayudando a los jóvenes a encontrar espacios para identificar sus ideales, habilidades y talentos.
Adquirí experiencias en diferentes campos, mediante la promoción de emprendimientos sociales y económicos. Además, estoy incursionando de manera voluntaria en la docencia, formando jóvenes mayores de 18 años en educación media, que, en su momento, no lograron ingresar a este tipo de formación. Por otra parte, estoy laborando en la Universidad Nacional de Agricultura, donde cada día busco la manera de inspirar, motivar y orientar a la juventud.
Considero que formarse profesionalmente es una alternativa viable que permite desarrollar capacidades, visualizar un futuro diferente, superar obstáculos, favorecer el progreso personal y colectivo. Sin embargo, cada día los jóvenes egresados del nivel superior se encuentran desempleados, en ocasiones empleados con baja remuneración y un porcentaje de profesionales emigra de manera regular o irregular a otros países para encontrar mejores oportunidades laborales. Por lo que, la gestión en las universidades deben ser proyectos piloto de emprendimientos que garanticen la estabilidad laboral de sus graduados. Con un acompañamiento que se inicie desde su formación académica. Combinando la teoría con la práctica que sumen a su experiencia. En este contexto, son importantes las alianzas estratégicas con actores clave. Para ello, es necesario formarles con una educación por competencia que les permita ser generadores de empleo y sus sueños no sean estancados.
Siendo nuestro principal medio de subsistencia la agricultura, es importante fortalecer y crear programas de especialización y postgrados a fines a las ciencias agrícolas. En ese sentido, ampliar espacios de investigación en áreas estratégicas, de acuerdo al rubro de producción en diferentes lugares de Honduras y de la región Centroamericana. De esta manera los estudiantes de pregrado y postgrado podrían ampliar trabajos investigativos que promuevan nuevos conocimientos, con resultados útiles y soluciones para el desarrollo de los emprendimientos agrícolas. “La educación superior es una oportunidad para la mejora de nuestros territorios, donde los estudiantes deben aprender en sedes universitarias en sus propios municipios de residencia y una vez graduado permanezca allí, para contribuir con el desarrollo local” (Martí, 2017).
Según la Secretaría General del Sistema de la Integración Centroamericana (SG-SICA), en Centroamérica 4.4 millones de personas viven en emergencia alimentaria. Por lo consiguiente, las universidades deben contribuir a la seguridad alimentaria en alianza con gobiernos y cooperantes internacionales. Ejecutando proyectos que vinculen a las familias con sus egresados y/o profesionales de las ciencias agropecuarias. Así mismo ejercer labores de extensión agrícola en diferentes campos. Implementando prácticas agroecológicas, conservando y creando bancos de semilla criolla y plantas medicinales. De igual manera, la búsqueda de mercados valorados a un precio justo y seguro.
El fortalecimiento de relaciones entre universidades de la región centroamericana debe ser base fundamental para la creación de estrategias vinculadas a la sociedad. Entre ellas, la construcción de una plataforma de jóvenes universitarios, asesorada por decanos de facultades y rectores para promover intercambios culturales, artísticos, académicos, sociales y profesionales. Que con el tiempo pueda llevarse a nivel local donde jóvenes con educación no formal expongan desafíos, necesidades y expectativas en conjunto que puedan resolverse con jóvenes universitarios, sociedad y gobiernos.
La creación de políticas públicas para programas de educación no formal es clave para el éxito de jóvenes sin acceso a la educación formal. Para ello, es importante la creación de programas vinculados a oficios de corto tiempo y concretos. Esta acción dará oportunidad de generar capacidades y proveer herramientas para proyectos sostenibles, aprovechando los recursos locales en la transformación de las materias primas. Sin embargo, se debe exigir interés en los gobernantes para la aprobación de presupuestos destinados a apoyar estas iniciativas.
Una de mis prioridades es trabajar con valentía, convicción, compromiso y voluntad, aprovechando mi liderazgo para crear movimientos sociales transformadores, agentes de cambio con proyecciones diferentes. Una vía de desarrollo será, bajo la promoción de la educación. A través del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), deseo que, la Organización JovenGO Honduras se fortalezca y tenga cobertura con los países que forman parte de la región. Esto para involucrar jóvenes pertenecientes a grupos vulnerables, con alto sentido de empatía, solidaridad, trabajo en equipo y visión. De igual forma, generar un efecto multiplicador causando impacto positivo en otros jóvenes mediante la promoción de emprendimientos, becas, talleres, programas y voluntariados. Ejecutar proyectos que permitan adquirir experiencias y desarrollar habilidades que formen un mejor perfil para optar a becas nacionales e internacionales. Donde las fronteras no sean motivo de división y nuestra única misión sea contribuir al desarrollo de nuestra región.
Y es que, la pandemia COVID19, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha afectado a muchos países en todo el mundo incluyendo a nuestra región, permitiendo darnos cuenta que, hoy más que nunca debemos estar unidos para trabajar en torno al sistema educativo que, según la Secretaría General del SICA, se ha visto afectado en su desarrollo normal de actividades académicas, aspecto que se suma a otros problemas que ya enfrentaba el sector. Como, por ejemplo, que más de la mitad (60%) de los jóvenes entre 15 y 24 años está fuera del sistema educativo y buena parte de ellos se dedica a trabajar en puestos de baja calidad y remuneración. Por otra parte, Kadzume (2020, p.57) enfatiza que “la digitalización se vuelve una necesidad para responder a las condicionantes que nos plantean la realidad del contexto educativo o las circunstancias de todo tipo como la pandemia de la COVID-19».
Pese a esto, nosotros los jóvenes hemos realizado un excelente trabajo con acciones humanitarias, llevando a cabo esfuerzos virtuales y presenciales con el propósito de generar estrategias adaptadas al contexto y mostrando mayor interés para que a los pueblos originarios se les brinde mejores oportunidades. Los países miembros del SICA cuentan con una amplia diversidad étnica y cultural, albergan a más de 60 pueblos originarios que representan cerca del 20% de la población total de Centroamérica (SICA, 2018). En Honduras he identificado que varios jóvenes indígenas logran culminar la educación media. Sin embargo, no poseen los recursos necesarios, ni se les brinda la información precisa para someterse a los procesos de admisión que les permita incorporarse al sistema de educación superior porque están siendo olvidados.
Es necesario crear programas de difusión de la información del proceso de admisión en las comunidades y sectores más relegados, en donde se asienta la población perteneciente a pueblos originarios y afrodescendientes. Es evidente, que el difícil acceso, el idioma, el uso de tecnologías y la deficiente educación son factores desafiantes. Es por ello que, deberían capacitarles, en propedéuticos o cursos, antes de someterse al examen de admisión. Posteriormente, facilitarles logística, que les permita trasladarse a los centros regionales de admisión y una vez ingresados a la universidad, brindarles acompañamiento con una educación diferenciada según su lengua, cultura y procedencia.
Finalmente, invito a los jóvenes a soñar, a creer en nosotros mismos, siendo valientes y resilientes ante la carrera de la vida. Sabiendo que la COVID-19 y los impactos medioambientales, solo son un desafío más, del cual saldremos abantes y victoriosos. Insto a luchar por sus sueños y lograr sus objetivos de vida. Uniendo esfuerzos de manera local y llevarlos a nivel global; solo así, podremos tener una región centroamericana donde lidera la independencia y libertad de los pueblos.
¡Somos el presente y futuro en la toma de grades decisiones para una región próspera e influyente!
Martí Arias, J. (2017). Educación y tecnologías. Cádiz, Spain: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz. de https://elibro.net/es/ereader/ bibliounimetro/33900?page=7.
Kadzue, O. K. (2020). Enseñanza en línea durante la crisis del covid-19 en la educación universitaria camerunesa: Logros y desafíos. Equidad, (14), 57-74. https://search.proquest.com/docview/2430682753?accountid=191845
OMS. 12 de noviembre de 2020. Covid-19. Organización Mundial de la Salud OMS. Obtenido de https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/q-a-coronaviruses
SG-SICA. 24 de julio de 2020. Centroamérica y República Dominicana Unidos contra el CORONAVIRUS, COVID 19. Obtenido de: https://www.sica. int/documentos/informe-29-centroamerica-y-republica-dominicana-unida-contra-el-coronavirus-covid-19_1_123020.html
SG-SICA. 30 de abril de 2020. Secretaría General del SICA destaca el papel de las juventudes frente al Coronavirus, en Encuentros Regionales. Obtenido de: https://www.sica.int/consulta/Noticia.aspx?Idn=121973&idm=1
SICA. 2 de octubre de 2018. Pueblos Originarios. Obtenido de https://www. sica.int/iniciativas/originarios