PROLOGUISTAS

Diego Echegoyen

19/07/2022

Jóvenes, voz de transformación y capital social de la integración

Somos testigos de un reordenamiento global, marcado por la incertidumbre, que nos hace reconfigurar las expectativas ante el futuro. En un contexto marcado por una pandemia global, el presente es complejo y vertiginoso; se ha puesto a prueba nuestra resiliencia y adaptación. Los desafíos en la construcción de sociedades justas e inclusivas se acrecentaron, pues se han remarcado las brechas existentes y ha quedado en evidencia el rostro de la vulnerabilidad.

De manera paralela, ante el caos y el temor a lo desconocido también se abre una puerta, una esperanza para resurgir y reconstruir. Es una valiosa oportunidad para la transformación y fortalecer las bases que sustenten iniciativas y apuestas para combatir la desigualdad, erradicar la pobreza y apuntalar la integración.

Siempre he creído en el poder de los jóvenes para transformar y para transformarse. Aposté, y hoy más que nunca, por escucharlos y dejarles que se tomen los espacios, que muestren sus ideas disruptivas, sus propuestas valientes y liberadas de prejuicios. No hay manera de visualizar un futuro, sin alentar hasta la llama más pequeña que mueve la maquinaria de los sueños.

Tiene en sus manos un libro muy representativo de la juventud centroamericana de 2021. Un retrato de generación que expone sueños, anhelos y críticas. ¿Cómo podemos salir al encuentro de la fuerza renovadora de la juventud en el marco del bicentenario de la independencia patria de la mayoría de los países miembro del SICA? ¿Cómo podemos conectar esas visiones e ideas transformadoras a la luz de los 30 años de creación del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) y los 35 años de los Acuerdos de Paz de Esquipulas? Ambas inquietudes fueron algunas de las motivaciones que dieron vida a este proyecto que reúne a 74 jóvenes de los 8 países.

Como editor y fundador de la Iniciativa El País Que Viene tuve el honor de coordinar la publicación de tres libros escritos por juventud salvadoreña. Convoqué a los mejores talentos del país y los animé a presentar sus ideas por medio de artículos. Esos libros se convirtieron en un megáfono para que la sociedad escuchara sus planteamientos. De esa experiencia atesoro invaluables momentos y el orgullo de dar visibilidad a la que defino como la generación inminente.

Tras esas exitosas publicaciones, decidimos dar un paso más allá y le dimos forma a este proyecto que hoy se titula La región que viene: miradas sobre Centroamérica. Presenté esta propuesta a la jefa de Gabinete del SICA, Olinda Salguero; y posteriormente, al secretario General, Vinicio Cerezo. Su entusiasmo me envolvió y me hizo pensar, primero, que la apuesta por integrar a nuestra gran región estaba en las manos correctas, en manos de gente buena, personas con sensibilidad por un asunto que considero como propio: compromiso con la inclusión; y segundo, sentí, con certeza absoluta, que este libro sería una realidad.

Se trata de un esfuerzo editorial internacional. La convocatoria superó nuestras expectativas. Recibimos propuestas de más de 3,200 jóvenes, un hecho que reafirmaba el deseo de la juventud por expresarse. Es una señal de que se mantiene vigilante ante la apertura de espacios que les permita dar a conocer su voz. Ante la arrolladora respuesta de los jóvenes, llevamos adelante un proceso de selección con la participación de un destacado panel de expertos que tuvieron el desafío de seleccionar los mejores artículos. No fue tarea sencilla, teníamos en nuestras manos un tesoro.

Este esfuerzo editorial contó además con importantes aliados. A la Secretaría General del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) se sumó EXOR LATAM Centroamérica; César Addario, su vicepresidente, se unió sin dudarlo. Decidió patrocinar y respaldar en un año complicado para la sociedad, para el mercado y para cada persona. En su oficina, tardé cinco minutos en convencerle de este proyecto, resuenan aun sus palabras: “vamos a invertir en el capital social de la región”. Dicho y hecho.

Editar es meterse en la piel. Visité cada una de las naciones participantes y tuve el privilegio de conversar personalmente con cada coautor, sentí su pasión, la fuerza de sus sueños, la determinación de su compromiso, pero sobre todo la voluntad por convertir esa energía en significado. Recorrí Centroamérica por aire, tierra y agua-, viajé y conocí en su sentido más amplio para entender sus realidades, sus preocupaciones y a la vez, los valores, la nobleza y la grandeza de esta región. Estaba ante los más dignos embajadores de cada país. En este libro les transmiten ese espíritu.

Cada uno de los artículos de este libro conforman un universo y estas piezas, cuya diversidad es su principal riqueza, enlazan por un hilo conductor, el anhelo de construir una región integrada, próspera, de oportunidades y de igualdad. Consérvenlo como un preciado bien porque tienen en sus manos la voz de un grupo representativo de la juventud.

Agradezco a cada uno de los coautores por su esfuerzo, su talento y por permitirme ser su editor. Gracias a los aliados que me acompañaron en este proyecto, como la Red Humanista por Latinoamérica, quien apoyó el proceso de difusión y participó en el comité de selección de los coautores. Deseo, que, como a mí, este libro les dé certezas y disipe temores sobre el futuro que ha de venir, porque, antes que nada, existen personas con voluntad y con energías para posibilitar la región que viene.

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