Desde muy pequeño entendí que cada forma de vida en este planeta tiene una razón de ser, que nada sobra y todo suma, ya sea para bien o para mal, cada ser vivo tiene su función específica en este hermoso ecosistema al que llamamos madre tierra. Ahora, lo importante de conocer es: ¿Cuál es la función del ser humano en este mundo? Antes de adentrarme en lo que para mí es la función ideal, quiero hacer una acotación con el pensamiento de un gran intelectual y escritor, Rousseau: “El hombre es bueno por naturaleza, pero la sociedad lo corrompe”; posiblemente, no sea algo en lo que todos creamos, pero si tomamos de ejemplo la naturaleza y la infinidad de vida que existe en ella y cómo muchos seres que viven en estado salvaje, naturalmente saben la importancia de sobrevivir a costa de lo que sea ¿Podríamos dar por verdadera esa frase? ¿Es la vida, la sociedad o son las condiciones las que nos hacen ser “malos”?
Lo que considero que de verdad importa es que como seres humanos pensantes y con criterio propio, llegamos a un punto de nuestra vida donde podemos elegir; y es justo ese momento al que quiero retroceder y poner de ejemplo, de cómo siendo jóvenes podemos generar un cambio en nuestro entorno a partir de mis experiencias en El Salvador como ambientalista y documentalista.
A la edad de 6 años pasaba muchas horas viendo documentales de naturaleza, me encantaba ver funcionar la vida en estado salvaje, pero, sobre todo, me gustaba creer que esa pantalla se transformaba en una ventana que me transportaba a un mundo lejano, pero que era real. Al paso del tiempo me preguntaba: ¿Por qué no existe ningún documental que hable de las bellezas naturales de El Salvador? ¿Por qué estamos destruyendo nuestros ecosistemas?
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¿Qué tanto tiempo nos queda para revertir esta situación? ¿Qué puedo hacer para mejorar mi entorno? Estas y muchas interrogantes le daban vuelta a mi cabeza desde muy temprana edad.
Al paso del tiempo me fui conectando con toda forma de vida, desde la flor más pequeña hasta aquel inmenso árbol que sobresalía en el follaje de aquel hermoso bosque, pero aún no comprendía su verdadero valor, únicamente veía algo hermoso, no sabía si tenía vida o no, si era importante para los ecosistemas, las personas o los animales de la zona. Un día en un viaje familiar al pueblo natal de mi madre, vi como un árbol, al que siempre veía al visitar ese pueblo, cayó y no fue de manera natural, fue la elección de un humano que tomó la vida del árbol en sus manos. Al ver al paisaje totalmente diferente, sin el canto de los pájaros ni el arrullo de las hojas y únicamente se escuchaba el sonido de una sierra; fue justo en ese momento cuando desperté de aquel dulce sueño, de la más increíble creación, pasé a una pesadilla que estaba siendo causada por mi especie.
En el transcurso de todos estos años he ido comprendiendo por qué debemos respetar la biodiversidad del planeta, su flora y fauna, también comprendí la importancia de que los seres humanos volvamos a reconectar con lo que nuestros antepasados siempre hicieron, amar y proteger la tierra que nos da vida y nos vio crecer.
Mi compromiso con El Salvador y la región se hace más fuerte cada vez que observo cómo el desarrollo no sostenible está acabando con nuestros recursos naturales, y cómo esto nos ha acomodado a una vida consumista y egoísta.
Luego de esa y otras experiencias, decidí tomar acción y empezar a especializarme en algo que me sirviera como una herramienta para comenzar a transformar la manera de pensar y actuar de las generaciones pasadas, mi generación y luchar por el futuro de las nuevas generaciones, pero, sobre todo, tener injerencia en la manera que la industria y nuestros políticos tratan a nuestros recursos naturales.
Al ver el impacto que los documentales crearon en mi vida decidí replicarlo pero lamentablemente, en El Salvador no existen estudios universitarios de cine y por ese motivo tomé la opción de estudiar Ciencias de la Comunicación en la Universidad “Dr. José Matías Delgado” para especializarme en diseño multimedia y producción audiovisual documental. En la universidad aprendí la importancia de la comunicación como un medio para establecer una conexión a través de un mensaje y de esa manera, intercambiar o compartir ideas, logrando así una base muy importante para comenzar mi objetivo y la misión que establecí en mi vida desde que era un niño.
Ahora, he logrado trabajar con recursos propios el primer documental ambiental en El Salvador llamado Extinción, un documental que narra, de manera general, los principales problemas ambientales a lo que nuestro querido país se está enfrentando. También realicé “Extinción Coatepeque” un corto documental que expone de manera directa cómo este hermoso lago, que fue nominado para formar parte de las 7 maravillas del mundo está siendo afectado por el mal comportamiento y pésimos hábitos de los turistas, industrias y gobiernos, con el que logré exponer de manera directa cada una de esas problemáticas ambientales de El Salvador y espero muy pronto hacerlo de manera regional.
Desde entonces, se me abrieron las puertas para representar a El Salvador en diferentes países, entre ellos Guatemala. Tuve la oportunidad de ganar el premio Icaro como mejor corto documental con Extinción El Salvador, también pude participar y especializarme en basura marina en la red Latinoamericana de Científicos de la Basura (RECIBA) por la Universidad del Norte de Chile, ser ponente en diferentes simposios ambientales nacionales y regionales, fundar y dirigir el movimiento ambiental “Extinción El Salvador”, en el cual ya somos más de 30 jóvenes trabajando activamente en diferentes áreas ambientales, siguiendo la agenda 2030 de las Naciones Unidas junto a los objetivos de desarrollo sostenible.
La idea de mencionar lo anterior es para dejar muy claro que no importan las limitantes, no importa quién eres, si realmente quieres impactar en tu entorno; yo soy un comunicador que ha puesto sus habilidades para cambiar una triste realidad ambiental, y mi idea es inspirar a otros a que ocupen también sus habilidades y profesiones para impactar en cualquier ámbito social. En nuestro movimiento ambiental tenemos jóvenes que son psicólogos, diseñadores, comunicadores, dentista, biólogos, ingenieros, relacionistas internacionales, maestros, etc. y ellos están trabajando y poniendo sus habilidades a disposición de nuestra madre Tierra, para así, mejorar El Salvador y rescatar nuestros ecosistemas, que son tan importantes para un correcto equilibrio.
El impacto de nuestras acciones y cómo estas repercuten en nuestro planeta cada vez son más obvias, y es por eso la importancia de conocer nuestra función en este increíble ecosistema. Cada una de estas malas acciones las podemos ver reflejadas en el alza de la temperatura del planeta, un claro ejemplo es cómo las temporadas de huracanes cada vez son más largas y como llegan a categorías tan elevadas como el caso de los huracanes IOTA y Eta, que han dejado devastación por su paso en la región Centroamérica; millones de familias quedaron a la intemperie, perdiendo muchas de sus posesiones; también lo podemos ver en situaciones como la actual pandemia, que ha afectado a millones de personas a nivel mundial, en la cual quisiera hacer un mayor énfasis, ya que las señales han sido claras, y el mensaje que el medioambiente nos está transmitiendo es que menos biodiversidad se resume a más desastres y a más enfermedades.
Nuestro país y la región están cumpliendo con todas las características para que estos fenómenos sigan. Deforestación, desplazamiento de especies, caza de animales en peligro de extinción, consumo de animales silvestres, sobrepoblación, agroquímicos en nuestra tierra y mantos acuíferos, quemas de áreas naturales, mala gestión de desechos, ríos contaminados, industria que no cumple estándares mundiales mínimos para la reducción de su impacto ambiental y la lista puede continuar.
Estamos a tiempo de revertir este desolador panorama e impulsar los cambios; la región centroamericana debe establecer alianzas entre los países porque si continuamos trabajando de manera separada el impacto será mínimo; por el contrario, de manera integrada el alcance será mayor. En el caso de los países del Triángulo Norte, existe vinculación de sus ecosistemas y si los tres trabajaran en conjunto; podríamos declarar más áreas protegidas.
Desde los Gobiernos se puede contribuir con estas acciones; las instituciones del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) desempeñan un papel importante para posicionar el tema medioambiental. La integración establece articulaciones para que las debilidades que cada país tiene puedan ser fortalecidas con las experiencias de los vecinos, en una relación ganar-ganar entre los países de la región. La unificación de las temáticas ambientales servirá para contrarrestar los altibajos que enfrentamos.
El ser humano tiene el vínculo directo entre los impactos sobre los ecosistemas y la biodiversidad y eso es lo que está causando la propagación de ciertas enfermedades alrededor del mundo, pero es importante tener en cuenta que los virus han coexistido en el planeta hace muchos millones de años atrás, entre ellos hay muchos que cumplen una función importante y vital en los ecosistemas y en la propia vida humana. Lo podemos ver claro en el microbioma humano o en la misma simbiosis que existe entre microbios y organismos. En otras palabras, todo está conectado y todo tiene una razón del porqué está acá. Ahora te pregunto, ¿Aún no sabemos cuál es nuestra función en el planeta?
¿Cómo puedes ayudar a mejorar lo que nos rodea?
Con lo anterior quiero denotar cómo es el mismo ser humano el que está llevando a niveles de pandemia cada una de sus malas acciones, al interrumpir el ciclo de vida de toda la biodiversidad y a reiterar la importancia de conocer para qué estamos en este planeta y cómo podemos ayudarle.
Actualmente, no existe un debate científico que pueda relacionar el aumento de las pandemias con la alteración del equilibrio de los ecosistemas, pero World Wildlife Fund (WWF) nos expone en su informe Pérdida de la naturaleza y pandemias: un planeta sano por la salud de la humanidad (Pratesi, y otros, 2020) cómo la actual epidemia está vinculada con la destrucción de nuestra biodiversidad.
En los países de la región hay una pésima cultura ambiental y considero que la Administración Pública prioriza el desarrollo no sostenible; es decir, prevalece el interés económico sobre los recursos naturales, pero si no hay un medioambiente sano, el desarrollo económico es nulo.
Es importante hacerle ver a todas las personas, empresas y políticos que es indiscutible separar medioambiente con cualquier ideología política, ya que la naturaleza y todo lo que la compone son y serán siempre de las anteriores, actuales y nuevas generaciones. Lastimosamente, muchas veces esas fuerzas políticas pondrán el desarrollo por encima de la conservación, y es en ese momento donde los jóvenes debemos de alzar la voz y no permitir más atropellos para nuestros ecosistemas y recursos naturales. Yo lo hago desde el punto de vista comunicacional, poniendo mis habilidades a disposición de la sociedad y la naturaleza, quizás sea aquí donde muchos jóvenes encontramos nuestra función en este ecosistema.
Es importante que los y las jóvenes entendamos que el pensamiento ético en nuestras vidas es primordial, ya que nos ayuda a generar una perspectiva de cambio en nuestros valores y principios, y para eso, también es importante entender los problemas, sentirlos cerca y no pasarlos por alto, lograr una especie de empatía con los demás y comprender como contribuir a la problemática, en este caso, el cambio climático.
Hablar de cambio climático va más allá de únicamente decir que las cosas están mal y mostrar literalmente el problema, es importante que los gobiernos de cada uno de los países de la región opten por invertir en la juventud, pero sobre todo, en la investigación científica, ya que estamos en una región en la que se habla mucho de la democracia y para ser realmente un país con democracia es importante la inversión en la investigación científica, ya que eso facilitara dar a conocer de una manera más sencilla las problemáticas.
La ciencia ayuda como un medio para toma de decisiones y formar políticas públicas, es esencial particularmente para aquellas que puedan afectar también la vida colectiva, en ese sentido, es importante tomar la ciencia como un elemento para desarrollar condiciones más justas para la población, lastimosamente en el caso de El Salvador, nos damos cuenta de que se ha subestimado el trabajo de muchos jóvenes científicos, entre ellos biólogos que tienen el conocimiento necesario para facilitar la compresión de la problemática ambiental de nuestros países, pero que los gobiernos no han apoyado como realmente se debería de hacer.
Los jóvenes somos el presente, estamos alzando nuestra voz ante las injusticias y queremos ser escuchados por los gobernantes. Si los gobiernos no cambian su manera de pensar, especialmente en el tema ambiental, iremos por mal camino. Hoy más que nunca existe un interés de los jóvenes por el medioambiente. Estamos activos y aunque nos están tomando en cuenta en organizaciones sociales, aún no tenemos el mismo impacto en el ámbito político. Ese es un gran reto. Queremos espacios para incidir en la creación de políticas públicas.
El acceso a la información y las redes sociales nos ha permitido conocer y capacitarnos en el tema medioambiental. Este escenario nos ha dado el poder de expresarnos sin miedo y eso ha sido como semillita, ha ido creciendo en la juventud y lo vemos en las manifestaciones, poco a poco esa semilla se irá expandiendo y la juventud tendrá más impacto.
En lo personal, comencé a trabajar por el medioambiente de manera directa desde hace muchos años, desde pequeño traía conmigo una misión. Junté mi pasión por la naturaleza, la fotografía, el cine y el deporte de aventura para utilizarlos como herramientas para cambiar una triste realidad ambiental a la que los salvadoreños nos estamos enfrentando. Mi función en este ecosistema llamada madre Tierra es comunicar y ser un activista que vele por la naturaleza y su protección.
Los seres humanos afectamos los ecosistemas de manera negativa o positiva, solo se trata de identificar de qué lado estamos y saber cómo podemos aprender a tener la más mínima afectación negativa. Cuando hablamos de ecosistemas se refiere a una comunidad de los seres vivos cuyos procesos vitales se relacionan entre sí y se desarrollan en función de los factores físicos de un mismo ambiente. En la interpretación que he buscado darle es que como seres vivos que habitamos este planeta es importante utilizar nuestras “funciones” o habilidades en beneficio de los ecosistemas ya que somos un todo que se relaciona entre sí.
Somos únicamente visitantes en este planeta. Estamos aquí por cien años a lo mucho, durante ese periodo que somos funcionales hay que tratar de hacer algo bueno, algo útil con nuestras vidas y con el planeta.
Suárez, L., Asunción, M., Rivera, L. (2020). Pérdida de naturaleza y pandemias. Un planeta sano por la salud de la humanidad. WWF España.