Elementos para asegurar el agua: una visión desde la participación

01/08/2022
Kennet Alfaro Alvarado
Costarricense. Ingeniero Ambiental. Emprendedor Social y activista.

Para un niño, nacer en Costa Rica, un país que alberga el 6,5% de la biodiversidad mundial y que ha marcado un hito al lograr mantener el 25% de su territorio bajo una categoría de área silvestre protegida, es estar acostumbrado a admirar el verdor de sus bosques, a ver animales silvestres libres y bañarse en hermosos ríos limpios, algo que provocó en mí una profunda admiración e interés por aprender sobre las maravillas del mundo natural.

Sin embargo, al crecer, empecé a ser consciente de que existen grandes retos para proteger efectivamente estos recursos naturales en el país, así como en el resto del mundo, observamos ríos majestuosos han sido convertidos en cloacas, que día con día crece la cantidad de desechos que generamos y que no hemos aprendido a manejar adecuadamente, que hemos dañado la capa de ozono y que año a año se extinguen especies del planeta.

Aunado a esto, en el año 2006 Al Gore, exvicepresidente de los Estados Unidos, lanzó la película La verdad incómoda, la cual generó una alerta sobre la magnitud del problema que significa el cambio climático para la sobrevivencia de la humanidad y para la naturaleza misma, aquellas imágenes impactantes y escenarios catastróficos calaron profundamente en mí a los 14 años. Desde ese momento sentí una inspiración y un llamado a dedicar mis esfuerzos a la protección del ambiente. En los siguientes años, di mis primeros pasos en el camino del activismo, promoviendo el reciclaje y organizando una feria verde en mi colegio; posteriormente, logré encauzar ese interés al ingresar a la carrera de Ingeniería Ambiental en el Tecnológico de Costa Rica.

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Empecé la universidad con unas ganas enormes de aprender mucho y tener las herramientas necesarias para poder “salvar al mundo” y ser escuchado; lo que no sabía en aquel momento era que el camino sería mucho más difícil de lo que pensaba, aunque profundamente transformacional y aleccionador.

En el camino tuve que desafiar el statu quo y luchar por mantener intactos mis anhelos y mi esencia, pues pronto descubrí que, a pesar de la enorme importancia de la formación académica, hay un error esencial en la universidad de la actualidad y es que se prioriza fomentar en los jóvenes la competencia entre pares y no la creación de sinergias, así como la competitividad en función de qué tan productivos seremos el día que ingresemos al mercado laboral y no en función de cuánto podríamos impactar positivamente a la sociedad, e inculcarnos el deber de hacerlo desde ese momento y no únicamente al graduarse de la universidad y recibir una remuneración por el trabajo.

Debido a esto, y buscando poder impactar, decidí involucrarme en el movimiento estudiantil universitario y en grupos de voluntariado, donde aprendí el enorme valor del trabajo en equipo y cómo los jóvenes tenemos una enorme capacidad para organizarnos y buscar los cambios que queremos aunque implique lidiar con el enorme adultocentrismo que persiste en nuestras sociedades.

Con los años universitarios, comprendí que dentro de las múltiples áreas ambientales que existían era necesario elegir una para enfocar mi accionar. Al sentir una conexión especial con el agua, ese recurso natural vital para el desarrollo de las comunidades, y al ver de primera mano las problemáticas para el acceso, la escasez como efecto del cambio climático o la contaminación por el manejo incorrecto de aguas residuales y desechos sólidos, supe que deseaba involucrarme en este sector e incidir directamente.

Fue así como, en conjunto con una colega y amiga, y en el marco del evento de juventudes Vanguardia Iberoamericana 2013, realizado en la ciudad de Panamá, donde debíamos presentar un proyecto propio, nació la idea del emprendimiento social Suwo’ DI´, que se interpreta como el alma del agua en el idioma bribri, uno de los pueblos autóctonos de Costa Rica. En respuesta a esa inquietud de querer tener un espacio propio desde el cual participar y realizar proyectos que promovieran el acceso sostenible y resiliente al agua y el saneamiento.

El proceso para materializar este objetivo de participación e incidencia desde un emprendimiento propio pasó por dos elementos fundamentales: prepararse y encontrar los espacios apropiados para incidir. La participación en procesos de formación en liderazgo, política y desarrollo de habilidades blandas ha sido muy valiosa para comprender el entorno y tener técnicas para la interacción; fue de especial valor realizar procesos de formación en grupos, compartiendo con hermanos y hermanas centroamericanos, pues me permitió acercarme más a sus realidades, y me ayudó a entender que es mucho lo que tenemos en común y menos lo que nos diferencia. También, me permitía ser autocrítico de mi país, pero siempre con la intención de rescatar aquellos aspectos positivos que son fortalezas y que podemos compartir con la región.

Para obtener espacios de participación en el sector hídrico, una de las claves es conocer su estructura y mantenerse informado sobre el quehacer de los gobiernos, la academia y las organizaciones no gubernamentales. Así, como fundador de Suwo’ DI´, he podido involucrarme y solicitar cupos de participación en cursos, talleres, mesas de diálogo y otros espacios en los que he podido no solo aprender, sino también dar mis aportes como joven y profesional. El agua es fundamental para todas las actividades que permiten el desarrollo humano, como el abastecimiento, la agricultura, la generación de energía, la industria, etc., así como para mantener la salud de los ecosistemas. Sin embargo, el gran reto que tenemos es asegurar este recurso haciendo un uso balanceado para que esté disponible para las actividades presentes y futuras.

De acuerdo con Global Water Partnership (2017) Centroamérica dispone de una gran riqueza hídrica suficiente para satisfacer sus necesidades pero aún presenta déficit en el acceso al agua en general, es una zona altamente vulnerable a la variabilidad climática y el cambio climático. Esto pone en riesgo las oportunidades de desarrollo y exige mejorar las capacidades de convertir estas amenazas en oportunidades; reducir los impactos sociales, económicos y ambientales (p. 7).

De mi experiencia, he identificado cuatro elementos fundamentales para asegurar este recurso las cuales requieren de la participación activa de todos los sectores sociales, y en los cuales las personas jóvenes deben jugar un papel fundamental para su impulso; estos son: el cumplimiento del derecho humano al agua, el fortalecimiento de la gestión comunitaria del agua, la gestión integrada del recurso hídrico (GIRH) y la gobernanza del agua.

El primer elemento es el cumplimiento pleno del acceso básico al agua potable y saneamiento, el cual fue declarado como Derecho Humano por la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 2010. Sin embargo, aún persiste en la región una brecha para el total cumplimiento de este derecho; es necesaria una gran inversión y voluntad política para cerrarla. Si nuestros países cumplen este derecho, estaremos asegurando salud y bienestar para nuestras poblaciones, lo que permitiría su pleno desarrollo; por ello, es deber de los jóvenes participar activamente en espacios de toma de decisión y presionar para que se mantenga este tema en las prioridades de los gobiernos.

El segundo elemento es el fortalecimiento del sector de la gestión comunitaria del agua, constituido por las Organizaciones Comunitarias de Servicios de Agua y Saneamiento (OCSAS). Según datos de la Fundación Avina (2009), en Latinoamérica existen más de 145 000 OCSAS que atienden a más de 70 000 000 de personas. En Costa Rica, el nombre que reciben las OCSAS es Asociaciones Administradoras de Acueductos y Alcantarillados Sanitarios (ASADAS). De acuerdo con los datos de Francisco Angulo, investigador del Informe Estado de la Nación (2020), existen en el país aproximadamente 1427 ASADAS que en conjunto abastecen a más de un millón de personas.

Sin embargo, las ASADAS no son un ente operador más, sino que merecen un mérito especial por tratarse de organizaciones de base comunitaria que se forman de un conjunto de vecinos que tienen la loable tarea de llevar el preciado líquido vital a sus comunidades. Estas asociaciones se convierten en verdaderas escuelas de democracia participativa por la forma en que toman sus decisiones, así como en ejemplos de protección del agua y el ambiente por los esfuerzos que realizan al proteger las fuentes, mediante la conservación de áreas de protección, las cuales aseguran el agua en las comunidades, a pesar de las amenazas que existen, como el impacto cada vez más frecuente de fenómenos hidrometeorológicos como huracanes o sequías que se ven incrementado por el cambio climático o la contaminación por agroquímicos producto de una expansión agrícola poco controlada por mencionar dos ampliamente conocidos.

Resaltan también en este sector los procesos de asociatividad entre OCSAS, que ocurre cuando un grupo de estas, pertenecientes a un mismo territorio, se unen en una federación que les permite trabajar unidas y apoyarse en diversos temas ambientales, técnicos, legales e incrementar sus capacidades de incidencia.

Siguiendo el camino del agua, a finales del año 2016, en representación de Suwo’ DI´, ingresé al Comité Impulsor de la Asociatividad de ASADAS, en donde tuve la magnífica oportunidad de acercarme a este sector y conocer sus realidades, lo cual me abrió las puertas a trabajar de manera profesional en proyectos de fortalecimiento de capacidades y de gestión del conocimiento de estas organizaciones. Una de las lecciones aprendidas es que es vital aplicar esquemas de trabajo colaborativo que permitan la transferencia de conocimientos en un ambiente de confianza, cuidando no imponer conocimientos o soluciones desde una visión asistencialista, sino de construcción en conjunto.

En la mayoría de las comunidades, las juntas directivas que integran de manera ad honorem las ASADAS están constituidas por adultos, quienes en muchos casos tienen largos períodos en sus puestos sosteniendo estas organizaciones. Existe entonces un espacio importante para que los jóvenes se involucren con las ASADAS, razón por la cual he promovido está participación abogando por la creación de espacios para la formación de los jóvenes en las comunidades y promoviendo intercambios que permitan una transición generacional. Es deber de los jóvenes asumir con compromiso estas labores y de este modo contribuir al desarrollo de sus comunidades.

El tercer elemento consiste en implementar una GIRH; según Global Water Partnership (2011), esta se comprende como el proceso que promueve el desarrollo y manejo coordinados del agua, la tierra y otros recursos relacionados, con el fin de maximizar el bienestar económico y social resultante de manera equitativa, sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas vitales.

El concepto de GIRH nació a partir de la Conferencia Internacional de Dublín sobre Agua y Medio Ambiente, donde se aprobó la Declaración de Dublín sobre el Agua y el Desarrollo Sostenible, la cual reconoce cuatro aspectos fundamentales; a saber, que el agua dulce es un recurso finito y vulnerable; que el aprovechamiento y la gestión del agua debe basarse en un enfoque desde la participación de los usuarios, los planificadores y los responsables de las decisiones a todos los niveles; que la mujer desempeña un papel fundamental en el abastecimiento, la gestión y la protección del agua; y, finalmente, que el agua tiene un valor económico en todos sus diversos usos y debería reconocérsele como un bien económico.

La aplicación de esta estrategia no es sencilla; existen grandes retos para conseguir la participación real de todos los sectores, pues la realidad es que actualmente la contribución en la toma de decisiones es desbalanceada, donde las voces que representan grandes sectores económicos tienen más peso que las voces de las comunidades, lo cual nos ha llevado a mantener graves conflictos por el agua en la región. Para conseguir una GIRH se requiere de una actitud ética, abierta al diálogo constructivo y a ceder en sus posturas, construyendo puentes de bien común y no muros de individualismo.

Como una respuesta para conseguir la participación de las juventudes en este sector surgió, en el año 2016, la Red de Jóvenes por el Agua Centroamérica, como una plataforma que busca fomentar la participación de las juventudes en la GIRH, y en cual tuve la oportunidad de servir como Coordinador Nacional de Costa Rica y Coordinador Regional. Esta red ha permitido a cientos de jóvenes encontrar un espacio para potenciar sus capacidades mediante la incidencia, el voluntariado y la educación ambiental, una tarea bastante ambiciosa, pero sin duda a la altura de las necesidades de la región.

A través de los años, se ha demostrado el impacto del trabajo articulado para abrir nuevos espacios de participación para los jóvenes desde donde podamos incidir de manera proactiva, informada e innovadora, demostrando a nuestros aliados el valor de incluir a las juventudes en las mesas de discusión y toma de decisiones. Sin embargo, destaco como lección aprendida que la participación para las juventudes aún no está garantizada; debemos lidiar con procesos excluyentes como los mal llamados de “alto nivel” y con liderazgos que no permiten del todo o reducen al mínimo los espacios. También existen procesos donde la participación se otorga solo por la necesidad de cumplir cuotas de participación sectorial, pero que no permiten una participación real.

Finalmente, el último elemento que guarda una estrecha relación con los anteriormente mencionados es una buena gobernanza del agua. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (2015, p. 3): La gobernanza del agua puede contribuir en gran medida al diseño e implementación de políticas mediante una responsabilidad compartida entre los distintos órdenes de gobierno, la sociedad civil, las empresas y la amplia gama de actores que juegan un importante papel en estrecha colaboración con los diseñadores de políticas para cosechar los beneficios económicos, sociales y ambientales de la buena gobernanza del agua.

Para conseguir esta gobernanza se debe empezar por contar con una legislación y políticas públicas actualizadas, acordes con los retos que enfrenta el sector; además, contar con mecanismos de participación permanentes que aseguren lo que nos dice el lema de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): “No dejar a nadie atrás”; que todos los sectores, y en especial los grupos más vulnerables e históricamente excluidos, sean convocados a las mesas de discusión y toma de decisiones.

También, son indispensables los liderazgos institucionales que sepan conciliar y llegar a acuerdos entre sectores muy diversos y que tendrán planteamientos contrarios; esta gobernanza deberá también ser capaz de resolver los conflictos por el uso del agua que ocurren en las comunidades, así como implementar estrategias que aseguren el recurso con una visión a largo plazo, logrando seguridad hídrica en la región.

Algunas claves que considero fundamentales para que la gobernanza sea efectiva son: contar con mecanismos participativos que garanticen la continuidad del diálogo y que este sea vinculante en la toma de decisiones; implementar mecanismos de transparencia y rendición de cuentas de parte de los Estados, los cuales permitan la retroalimentación de los distintos sectores; y tener acceso a datos no solo entendibles para el personal técnico o que se realicen solamente para presentar indicadores de cumplimiento, sino que los datos deberán ser entendibles y verificables por cualquier parte interesada.

Debemos proteger y gestionar adecuadamente nuestros recursos hídricos, solo así podremos reducir nuestras vulnerabilidades y ser una región más resiliente ante el cambio climático. Confío en el poder de las juventudes para liderar los cambios que la región centroamericana requiere, partiendo desde las bases que los procesos de integración han colocado como un precedente, pero con una visión clara del futuro que deseamos construir, y recordando las muchas veces que cuestionamos y criticamos algo, pero imaginamos qué haríamos distinto si tuviéramos el poder de decisión.

En mi adolescencia creía que podía salvar el mundo; hoy entiendo que mi deber está en dejar una huella positiva tan grande como sea posible, y que ese impacto positivo siempre será mayor si lo hacemos en equipo, con una visión de región, como dicta el lema de la Red de Jóvenes por el Agua Centroamérica: “Actuando hoy aseguramos el futuro”. Las juventudes, así como el agua que fluye, debemos ir siempre hacia adelante con constancia para construir en conjunto la región que queremos.

 
Referencias:

Angulo, F (2020). Patrones e impactos del uso de la energía y el agua en Costa Rica. CONARE – PEN.

Fundación Avina (2009). Declaración de Fundación Avina sobre el acceso al agua y al saneamiento en América Latina. https://www.avina.net/declaracion-de-avina-sobre-el-acceso-al-agua-y-al-saneamiento-en-america-latina/

Global Water Partnership (2011). ¿Qué es la GIRH? https://www.gwp.org/ es/GWP-Sud-America/ACERCA/por-que/PRINCIPALES-DESAFIOS/Que-es-la-GIRH/

Global Water Partnership (2017). La Situación de los Recursos Hídricos en Centroamérica. GWP Centroamérica.

Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (2015).

Principios de Gobernanza del Agua de la OCDE. OCDE.

Organización de las Naciones Unidas (2010). El derecho humano al agua y al saneamiento. https://www.un.org/spanish/waterforlifedecade/human_right_ to_water.shtml

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